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Cambios de humor. Estos cambios pueden presentarse como:
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aparición de irascibilidad y comportamiento desafiante, temerario o
agresivo,
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aparición de alegría repentina e injustificada, o
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actitud de calma y tranquilidad inusual.
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En los dos últimos casos puede llegar a interpretarse como un estado de mejoría respecto a un estado previo de depresión,
manía o irritabilidad.
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Cambios horarios en sus hábitos y forma de vida.
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Aislamiento social y familiar.
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Anhedonia, desinterés generalizado.
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Consumo repentino de tóxicos o alcohol o aumento de la frecuencia o cantidad habitual.
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Acciones temerarias, asunción de riesgos innecesarios.
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Infracción de normas o leyes.
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Indiferencia a elogios y refuerzos.
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Autocrítica, autohumillación.
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Regalo de pertenencias, objetos apreciados o valiosos.
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Visitas inesperadas a familiares o personas cercanas.
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Sospechas de autolesiones leves (por ejemplo: laceraciones).
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Pérdida de sueño, o dormir mucho.
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Despreocupación por la higiene o imagen personal.
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Puesta en orden de cosas o gestiones.
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Desinterés hacia su trabajo, sus allegados o sus aficiones.
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Falta de concentración en la escuela o el trabajo.
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Gasto de dinero injustificado o desproporcionado.
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Redacción de notas de despedida.
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Elaboración de planes suicidas y se hacen con los elementos necesarios para llevarlos a cabo.
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Agravamiento de síntomas de trastornos mentales que pueda sufrir.